REPORTE INDIGO
AUTOR: ANABEL HERNANDEZ
La muerte de ‘El Jefe de Jefes’ no significa el
fin del cártel de los Beltrán Leyva. Aunque ‘La Barbie’ y ‘Z-14’ están reagrupando a sus
fuerzas, “por derecho de sangre”, el bastón
de mando le corresponde a…
EL TERCER
CABALLERO
Con la muerte del líder del cártel de los Beltrán Leyva, la organización de narcotraficantes no
queda acéfala. Todavía le queda la última carta: “El Tercer Caballero”.
Se trata de Mario Alberto Beltrán Leyva, alias “El General” o “Carlos”, uno de “Los Tres Caballeros”,
que es el mote de la triada formada por los hermanos Marcos Arturo, Héctor Alfredo y Mario Alberto.
Originarios de La Palma, en Badiraguato, Sinaloa, son ellos quienes dirigen las operaciones de
transporte de droga, lavado de dinero, compra de protección y reclutamiento de sicarios.
Con el homicidio de Marcos Arturo, alias “El Barbas” o “El Jefe de Jefes”, ocurrido el pasado
miércoles 16 en Cuernavaca, Morelos, y con Héctor Alfredo, alias “El Mochomo” o “El H”, preso
desde enero de 2008, la estafeta solo puede ser tomada por el más desconocido de los tres hermanos.
A la organización de los Beltrán Leyva aún le quedan brazos para operar y reaccionar.
Pese a todos los rumores que se han desatado después de la balacera en el condominio Altitud de Cuernavaca,
Morelos, Reporte Índigo pudo corroborar con una fuente oficial que, al menos hasta ayer jueves 17 de diciembre,
Edgar Valdés Villarreal, alias “La Barbie”, el brazo letal de los Beltrán Leyva, está vivo y reagrupando
a las fuerzas de la organización. También siguen operando los dos principales aliados de los Beltrán Leyva:
Vicente Carrillo Fuentes, del Cártel de Juárez, y Heriberto Lazcano Lazcano, alias “El Z-14” o “El Lazca”, del Cártel del Golfo. “El General” enfrenta el reto de mantener la unidad de la organización que desde enero de
2008 concentró a sus fuerzas para luchar contra el Cártel de Sinaloa, encabezado por Ismael “El Mayo” Zambada y
Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”. Una guerra que ha cobrado más de 10 mil vidas.
Si Mario Alberto no logra mantener esa cohesión, como ocurrió en su momento con el propio Vicente Carrillo tras la
supuesta muerte de su hermano Amado, los principales candidatos a relevarlo son dos hombres mucho más violentos e
incontrolables que el propio “Jefe de Jefes”: “La Barbie” o “El Z-14”.
Los gobiernos de México y Estados Unidos tienen un dilema.
O exterminan al cártel de los Beltrán Leyva combatiendo al hermano del que menos información tienen, lo cual implicaría
crear un nuevo monopolio en México: el del narcotráfico, dejando al Cártel de Sinaloa como único dueño de la marca registrada.
O demuestran que la lucha contra el narcotráfico es pareja y van tras una cabeza importante del Cártel de Sinaloa
para dejarlo también en situación de incertidumbre.
Las autoridades tendrán que resolver esta disyuntiva, así como sus consecuencias, en 2010.
Los hermanos Beltrán Leyva, hijos de Carlos Beltrán Araujo y Nieves Leyva, son originarios de La Palma, en Badiraguato,
Sinaloa. Durante años fueron el brazo operativo y financiero del Cártel de Juárez, comandado por los Carrillo Fuentes.
En esa organización fueron escalando posiciones por su eficiencia para lavar dinero y su capacidad
para generar alianzas familiares con diferentes miembros de la organización.
Un hecho poco conocido es que “Los Tres Caballeros” son primos lejanos de “El Chapo” Guzmán, con quien hoy libran
una guerra a muerte. Marcos Arturo, “El Barbas”, era cuñado de Héctor Luis Palma Salazar, “El Güero”
Palma, y su hermana está casada con un hijo de Juan José Esparragoza Moreno, alias “El Azul”.
Arturo Beltrán Leyva y sus hermanos acapararon los reflectores de las autoridades antinarcóticos de Estados Unidos por
que estaban introduciendo cocaína a ese país. Y lo hacían a gran escala, con unos aviones conocidos como “Velocity”
que no podían ser detectados con radares.
Cuando Joaquín Guzmán Loera estuvo preso en el penal de Puente Grande, Jalisco, Arturo le enviaba dinero para mantener
la red de corrupción dentro del reclusorio. Recursos que “El Chapo” utilizaba para comprar el ingreso de mariachis,
prostitutas, viagra y otras drogas. Al huir de Puente Grande, “El Chapo” Guzmán se dio cuenta de que los hermanos
Beltrán Leyva habían escalado en la organización. A raíz de eso, propuso que se creara la llamada Federación. Todo se
acordó en reuniones celebradas en Cuernavaca y el Distrito Federal.
La Federación estaría conformada por El Chapo”, Vicente Carrillo Fuentes, Vicente Zambada Niebla y Marcos Arturo Beltrán
Leyva en representación de “El Azul”, según declararon testigos de los hechos ante la PGR en 2005.
Sin duda, la muerte de Marcos Arturo Beltrán Leyva, “El Barbas” o “El Jefe de Jefes”, ha sido el golpe más certero contra el
narcotráfico en México.
¿Por qué no lo hicieron antes si desde hace más de una década es vox pópuli en Cuernavaca que ahí están asentados los
Beltrán Leyva? ¿Por qué esta vez sí fue exitoso el operativo llevado a cabo en el condominio Altitud,
en la zona residencial de Vistahermosa? Hay una sola respuesta para ambas preguntas: porque esta vez intervino el
gobierno de Estados Unidos, y no lo hizo en coordinación con la Secretaría de Seguridad Pública federal (SSP), ni con la Secretaría
de la Defensa Nacional (Sedena). Desde hace más de 10 años, los Beltrán Leyva han ocupado Cuernavaca y su zona
conurbada como lugar de descanso. Y recientemente se convirtió también en uno de sus principales puntos operativos por
su estratégica ubicación geográfica, sobre todo por su cercanía a Acapulco y el Distrito Federal, que también son lugares neurálgicos
para las operaciones de ese cártel. Así lo reconoció en mayo pasado el propio gobernador de Morelos, Marco Antonio
Adame, en entrevista exclusiva con Reporte Índigo.
Además, un expediente que reporte Índigo tiene en su poder, señala que desde el 25 de enero de 2005, la Agencia Federal
de Investigación (AFI), entonces encabezada por Genaro García Luna, sabía la ubicación precisa de Arturo Beltrán Leyva en la
Colonia de Tecamachalco, en el Estado de México. Pero nunca se hizo un operativo para detenerlo.
Desde principios de este año, tanto el Ejército Mexicano como la Policía Federal de la SSP habían realizado diversos operativos
en la zona residencial de Vistahermosa para aprehender a “El Barbas” y sus lugartenientes. Siempre infructuosos.
Uno de ellos fue el 6 de mayo pasado, cuando la Policía Federal anunció la detención de 14 sicarios de los Beltrán
Leyva en Cuernavaca. Supuestamente tenían un arsenal en el inmueble ubicado en avenida Reforma número 298, en la
Colonia Vistahermosa. De los 14 “peligrosos” delincuentes, los más notables eran Leonor Villa de Pineda,
de 59 años, y Salomón Pineda, de 70, madre y padre de los presuntos narcotraficantes
Alberto Pineda Villa, alias “El Borrado”, y Mario Pineda Villa, alias “El MP”. Semanas después, las autoridades
tuvieron que liberar a la señora. Pero el operativo de Vistahermosa develó un delicado asunto que comprometió
aún más la ya de por sí dudosa actuación de García Luna como titular de la SSP federal. Resultó que Francisco Javier Espinoza
Luna y Guillermo Vargas Rodríguez, dos ex coordinadores de la Policía Ministerial de Morelos sujetos a investigación por sus
presuntos vínculos con el cártel de los Beltrán Leyva, cobraban en tres nóminas y servían a tres amos.
Además de trabajar para el gobierno de Morelos y para el narcotráfico, cobraban en la nómina de la AFI y en la Secretaría
de Seguridad Pública federal, según consta en documentos oficiales publicados por reporte Índigo.
Además, el secretario de Seguridad Pública de Morelos, Luis Angel Cabeza de Vaca, quien fue destituido por brindar protección
a los Beltrán Leyva, era muy cercano a García Luna. Incluso tenía trabajando con él a Gloria García Luna, hermana de Genaro. Ella se
desempeñaba como directora de área. A petición del gobierno de Morelos, Espinoza Luna, Vargas Rodríguez y Cabeza
de Vaca fueron evaluados periódicamente por la SSP federal a través de exámenes de confianza. Y siempre los pasaron,
aunque al final se descubrió su presunta vinculación con los Beltrán Leyva.
Fue necesaria la intervención del gobierno de Estados Unidos, en coordinación con la Armada de México, para que el
operativo montado para atrapar a Arturo Beltrán Leyva tuviera cierta eficacia.
Hubiera sido un éxito rotundo si lo hubieran capturado vivo y hubiera sido posible interrogarlo sobre las operaciones
del grupo delictivo y sus compromisos con diferentes dependencias de los gobiernos federal, estatal y municipal.
Los grandes ausentes el 16 de diciembre pasado fueron la Sedena y la SSP, lo cual tiene inquietos a los titulares de las
dos dependencias. La Sedena porque pensaba que tenía la absoluta confianza de Washington. Ayer por la noche, altos mandos de la dependencia
se sentían heridos por no haber sido tomados en cuenta.
En la SSP, la inquietud es aún mayor. Tan no fue considerada, que nadie le avisó a García Luna que se llevaría a cabo
el operativo. El titular de la SSP incluso había convocado a una conferencia de prensa a las 8:30 de la mañana del jueves 17, pero
como la Secretaría de Marina presentaría a la misma hora su informe de los pormenores del operativo, García Luna tuvo que
esperar, lo cual debe tener muy intranquilo al secretario.
Las próximas semanas serán cruciales para medir las consecuencias de la muerte de “El Jefe de Jefes”. El revire violento
por parte de los miembros más extremistas de la organización podría dar un vuelco a la victoria de la Armada de México
contra los Beltrán Leyva.
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