José Luis Sierra V.
La intempestiva irrupción de Carlos Salinas en el escenario político local, lejos de distraernos de los temas que nos ocupan nos aporta elementos para precisar diagnósticos: en Yucatán tenemos un mal gobierno, fundamentalmente, por la inmadurez política de Ibóm Ortega. Tan mal están las cosas y tan peor se vislumbran los meses por venir que el PADRINO de la dzemuleña tuvo que venir en calidad de “pitcher tapón” en rescate de su protegida, sólo que la labor del bombero, en lugar de apagar el fuego lo avivó.
Si antes lo intuíamos, ahora lo sabemos con certeza: tenemos un gobierno DAMNIFICADO; la mujer que nos gobierna NECESITA MULETAS PARA GOBERNAR, es incapaz por sí misma de conducir la nave estatal a buen puerto. Por eso vino Salinas a Yucatán.
Yucatán no sólo perdió tiempo en estos años, no solamente se han dilapidado cuantiosos recursos de manera irresponsable, peor que eso: Yucatán perdió el rumbo, perdimos el piso, no sabemos hacia dónde vamos, hoy, y no tenemos idea de qué haremos mañana, cuando la borrachera del gasto nos cobre la factura con la cruda.
Salinas vino para dejarnos en claro que Ibóm, su pupila, no está sola, que detrás de ella hay un grupo nacional, que su gobierno forma parte de una estrategia nacional de control político y económico. Lo que no sabe Salinas o, si lo sabe jamás lo reconocería, es que a Yucatán no le conviene el proyecto nacional que el Chupacabras regentea; que con su pupila en el timón de la nave estatal nos ha ido del puritito carajo y que los yucatecos ya nos animamos a decir “¡¡ma’h!!”, que ya no queremos ser ventanilla de segunda, atendida por empleada de tercera para engañarnos.
Los 70 mil millones de pesos que llegaron a las arcas estatales en tres años no fueron suficientes para saciar al abultado aparato estatal de promoción personal y de proselitismo partidista. Fueron necesarios créditos milmillonarios para “tapar los hoyos” que la burocracia ivonniana abrió con su irresponsable proceder.
A tres años de concretarse el REGRESO del PRI, el campo yucateco se encuentra virtualmente parado; las maquiladoras, en vez de crecer y multiplicarse, reducen sus plantillas laborales o decididamente cierran. El número de vuelos internacionales se ha reducido; el turismo de convenciones desapareció; los cruceros no aumentan ni se ha sabido incrementar los atractivos para incentivar el gasto de los cruceristas en tierra. El Ferrocarril del Mayab dejó de funcionar; no han aumentado ni han mejorado las carreteras del estado…
142 mil familias, la tercera parte de la población del estado, se encuentran inscritas en el programa OPORTUNIDADES, que sólo atiende familias en condición de POBREZA EXTREMA. ¿Queremos un diagnóstico más contundente del estado de postración en que se encuentra la economía, la sociedad yucateca? Yucatán está entre las entidades con los peores salarios (ingresos familiares) del país. La economía informal ha crecido en proporciones estratosféricas (ya incluye a más del 50% de la PEA), el mismo ritmo con que ha migrado el dinero privado de las inversiones productivas a los negocios especulativos, particularmente el acopio de tierras de origen ejidal. Mientras eso sucedía, los egresados de las universidades (12 mil jóvenes cada año) cuando encuentran empleo es como dependientes de comercio, vendedores a comisión, meseros de fin de semana o como “milusos” en despachos y en empresas familiares.
Un dato más, estremecedor: los cuatro deciles de la población yucateca con menores ingresos dedican entre el 26 y el 30% de sus ingresos (entre una tercera y una cuarta parte del gasto familiar) al pago de transporte. Con el otro 70% deben comer, pagar agua, luz, gas (si tienen), comprar jabón, vestirse… ¿cómo demonios se las ingenian para hacerlo?
En los ocho días que van del nuevo año tanto Ibóm como Angélica, se han dedicado al puritito festejo. No han realizado, en ocho días, una sola actividad que responda a los intereses de sus gobernados. Con la excusa del aniversario de Mérida, de los reyes magos, ya sea por el día de la enfermera, la reinauguración del Parque Centenario (que ya estaba abierto y operando) o el enésimo festejo en las instalaciones de Por Esto!, las dos señoras que nos gobiernan siguen entregadas al figurado, a los cortes de listón, a las reuniones de aplausos y elogios.
Y mientras la pareja de comadres se pasea, Yucatán sigue a la deriva: se cierran empresas y se reducen plantillas laborales; el campo se halla convertido en tierra sin varones, en virtual abandono productivo; la calidad de la enseñanza, que ya era mala, se deteriora día con día; los ingresos de las familias se comprimen ante el alza desbocada de los precios…
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