Aqui y ahora
Jaime Sánchez Susarrey
REFORMA
En los tiempos del internet resulta obsoleto y tonto poner el énfasis de la educación en la memorización de fechas, textos o reglas. Lo que importa es alentar la capacidad de raciocinio
En educación primaria se invierten centenas de miles de millones de pesos cada año. Sin embargo, los resultados son pésimos. Al cabo de seis años los estudiantes no aprenden lectura, escritura ni operaciones matemáticas. Los estudios de la OCDE lo confirman año tras año. El problema no está en la "escasa" cantidad de recursos invertidos, como se repitió durante mucho tiempo, porque es un hecho que México dedica tanta inversión como la media de los países desarrollados.
¿Qué hacer y qué no hacer, entonces, para impulsar una reforma educativa aquí y ahora?
1. No hay que hacer una alianza con Elba Esther Gordillo. La maestra no tiene interés en dicha reforma. Entre otras cosas porque correría el riesgo de chocar con la cúpula y las bases de su sindicato. Pero además, porque sus verdaderos intereses son políticos. El mejor ejemplo está en el Partido Nueva Alianza y en sus giros de 180 grados: ayer con el PRI, hoy con el PAN y mañana de nuevo con el PRI.
2. El Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE) no es reformable. Esperar que mejore el nivel de la enseñanza mediante la renovación y la reeducación de los maestros es un sueño guajiro. Y, en el mejor de los casos, si efectivamente se lograran dar pasos en ese sentido, pasarían no años, sino décadas para obtener algunos resultados. No hay que hacerse bolas. Si los niños no aprenden lectura ni operaciones matemáticas es porque los maestros no pueden transmitir esos conocimientos -simplemente porque no los tienen-.
3. Si no puedes pulverizar la montaña, sácale la vuelta. La reforma educativa, si ha de ser, deberá hacerse al margen de Elba Esther. La otra estrategia pasaría por debilitar y minar el poder del SNTE. No hay, sin embargo, condiciones para que eso ocurra. Y menos aún en vísperas de la elección en el estado de México y del 2012. La clase política en su conjunto corteja o tiene temor del poder de la maestra. Porque todos saben que en una elección reñida -como ocurrió en 2006- puede inclinar la balanza en un sentido o en otro. Y una vez que la elección pase, la maestra pasará la factura o chantajeará con el poder del sindicato.
4. Nunca dejes la Iglesia en manos de Lutero. No emprender una ofensiva contra los privilegios y el fuero del SNTE es una cosa, pero entregarle -como hizo Felipe Calderón- la subsecretaría de educación primaria a Elba Esther -yerno interpuesto- es otra cosa. La reforma educativa supone, primero, un proyecto y, después, alguien que sea capaz de instrumentarlo. Si el gobierno federal abdica en ambas materias, como ha venido sucediendo, no hay ni habrá nada que hacer.
5. Cómo avanzar, entonces, en un proyecto de reforma educativa. La respuesta es muy simple y está a la vista. Sirviéndose de los instrumentos que la revolución en los medios de comunicación ha puesto al alcance de Juan Pueblo. Todo se resume en una palabra: internet. La opción es crear una red en las escuelas públicas que centralice cursos y contenidos y eleve mediante programas didácticos de alta calidad el nivel de la educación. Los maestros del SNTE, en ese esquema, jugarían el papel de vigilantes -entregarían exámenes y ha- rían valer la disciplina- pero no transmitirían conocimientos.
6. Habría que cam- biar, simultáneamente, el eje y los objetivos de la enseñanza. Las materias torales del plan de estudios a lo largo de toda la primaria deberían ser cuatro: español, matemáticas, internet e inglés. Español para crear la capacidad de leer, entender y redactar un texto. Matemáticas para realizar operaciones. Internet para familiarizarse con la red y aprender formas de investigación y consulta. Y finalmente inglés, para abrir un mundo de posibilidades.
7. La educación y el aprendizaje no están reñidos, y mucho menos en los tiempos que corren, con el juego y la diversión. Materias como historia y geografía deberían ser impartidas mediante programas (series) transmitidos en la red que permitieran la interacción de los niños. Los maestros, de nuevo, podrían jugar el papel de organizadores de las actividades.
8. En los tiempos del internet resulta obsoleto y tonto poner el énfasis de la educación en la memorización de fechas, textos o reglas. Lo que verdaderamente importa es alentar la capacidad de raciocinio y discernimiento. Para ello es indispensable el uso correcto del lenguaje y de las matemáticas. Pero, como advertí arriba, no se le pueden pedir peras al olmo. La gran mayoría de los un millón 300 mil maestros no tienen esas capacidades ni las van a adquirir. Es más fácil que un niño las aprenda de cero a que un adulto remueva todo su escombro mental y las desarrolle.
9. ¿Cuáles son las ventajas de semejante proyecto? De entrada, evita la confrontación política con un poder fáctico que, por el momento y a futuro, se antoja indestructible. El control y la venta de plazas o la no vinculación entre escalafón y capacitación se volverían irrelevantes, toda vez que el proceso educativo tendría un nuevo eje. Además, los resultados y los objetivos se podrían alcanzar en plazos relativamente cortos y serían fácilmente evaluables.
10. La revolución en internet está teniendo y tendrá efectos radicales en todos los ámbitos, particularmente en el proceso educativo. En la educación superior se reflejará con igual fuerza. La ola es imparable y cada vez será más fuerte. La opción es reconocerlo y montarse en ella. El objetivo de todo el sistema educativo -particularmente el básico- no debe ser evaluar con diferente patrón a los estudiantes, como sugirió el rector de la UNAM, sino ofrecer a todos las mismas oportunidades.
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