El reto a Cue
Sergio Sarmiento
"No hay moral en la política: sólo conveniencia".
Lenin
Ahora le toca el turno a Gabino Cué. La Sección 22 del SNTE y la APPO están tratando de calar al nuevo gobernador de Oaxaca. Quieren ver si, como Ulises Ruiz, termina por echarse para atrás y darles todo lo que quieren.
Ayer los líderes de estos grupos, encabezados por Azael Santiago Chepi, secretario general de la Sección 22, rechazaron los intentos del gobernador por dialogar con ellos. Señalaron que no habían aceptado las peticiones ni del secretario particular del gobernador ni del director del Instituto Estatal de Educación Pública del estado, Bernardo Vásquez Colmenares.
Para siquiera empezar un diálogo, según el maestro Azael, deben ser destituidos primero el propio Vásquez Colmenares, la secretaria de Gobierno, Irma Piñeyro, y el secretario de Seguridad Pública, Marco Tulio López Escamilla.
En otras palabras, el gobernador debe primero dejar públicamente en claro que quienes toman las decisiones en el estado, incluso en la integración del gabinete, son la Sección 22 y la APPO. Sólo después se le permitirá discutir con los líderes qué más se les puede entregar. No se le ha exigido todavía al gobernador su renuncia porque los líderes suponen que a éste se le podrá manipular... y con uno nuevo nunca se sabe. Los dirigentes de la Sección 22, un grupo del SNTE disidente del liderazgo de la maestra Elba Esther Gordillo, y la APPO buscaron la confrontación violenta este martes 15 de febrero. Sus militantes atacaron a los grupos de policía estatal y federal que protegían el Palacio de Gobierno en el que se encontraban el gobernador y el presidente Felipe Calderón. Este último realizaba su primera visita al estado bajo el nuevo gobierno de Cué. Los activistas golpearon al propio secretario de Seguridad, López Escamilla, y a varios policías. Privaron también de su libertad a tres mujeres policías.
Para el 16 de febrero, los dirigentes de la Sección 22 ya habían suspendido clases, como es costumbre en Oaxaca, y ordenado movilizaciones y bloqueos de carreteras. El gobernador Cué los dejó hacer. Los usuarios de las carreteras tuvieron que correr con el costo de estos bloqueos. El centro de la capital fue también tomado por los manifestantes. Al gobernador no le importó mucho porque despachó en Ciudad Administrativa en lugar de hacerlo en Palacio de Gobierno. Sin embargo, para la enorme mayoría de los oaxaqueños, que no tienen ni oficinas ni escuelas alternas, la movilización significó la pérdida del día.
El gobernador Cué ha tratado de ser razonable. Ha liberado a todos los detenidos del 15 de febrero, ha pedido disculpas públicas y no se ha cansado de decir que no hay razón para las movilizaciones puesto que Oaxaca ha tenido ya una alternancia y el PRI está fuera del gobierno. Pero cada vez es más claro que el problema no es, nunca fue, un gobernador priista. La Sección 22 y la APPO buscan controlar el gobierno de Oaxaca.
Habrá que ver si Gabino Cué lo permite. Ulises Ruiz intentó en el inicio de su mandato negarse a las exigencias de estos grupos. Al final tuvo que ceder, pero ni aun así lo dejaron gobernar en paz.
Ahora le toca a Cué. El gobernador electo por una clara mayoría popular, el que recibió el respaldo del PRD, el PT, Convergencia y el PAN, el que es amigo de Andrés Manuel López Obrador pero que el martes recibió al presidente Calderón, debe decidir si se enfrenta a los chantajes y deja en claro que el único gobernador es él, ya que fue electo democráticamente, o si entrega el gobierno a la Sección 22 y a la APPO y se dedica a tomar órdenes de ellos el resto de su sexenio.
Contagio democrático
Las protestas del mundo árabe han llegado a Bahrein, uno de los países más ricos del mundo. La epidemia que empezó en Túnez y pasó a Egipto no se está quedando solamente en las naciones pobres. El agravio no es simplemente económico, como algunos analistas han planteado, sino político: es producto de la falta de democracia en los países árabes.
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