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Maria Teresa Jardi

 
 
   
 
 


Una insolencia más
2009-11-05

Por María Teresa Jardí

No por falta de importancia. Al contrario. Por la gran importancia que tiene el tema tengo guardado en la memoria un artículo de Javier Ibarrola donde decía que las fuerzas armadas de América Latina se verán obligadas a transformarse para convertirse en brazo armado del socialismo en términos de lo que ocurre en los países, con suerte, que en el Cono Sur van intentando construir un futuro menos terrible que el que aquí nos imponen las mafiosas familias adueñadas del poder.El enemigo de las fuerzas armadas no es el socialismo y menos aún lo es de un ejército como el que era el nacional surgido del pueblo y nacionalista. El enemigo del ejército es el fascismo y quienes desprestigian al Ejército Nacional son los panistas.


No existe ninguna posibilidad de que un país no pague el alto costo que como consecuencia trae la decisión injustificable siempre “de hacer una limpia de personas”. Aunque se pueda entender, que no justificar, que llegado al punto en el que los paramilitares se salieron de la mano al poder que los propicia se vea obligado ese poder a asesinarlos. En México esto ya sucedió con la Brigada Blanca y era de esperar que nunca más, justamente por las consecuencias de esa lamentable experiencia, se repitiera. Pero ACTEAL es otra muestra de nuestra nula memoria histórica.
Cuando un necio —saltando además al Ejército Nacional que en la calle se juega el prestigio— crea un grupo asesino para hacer esa limpia. Y cuando insiste, ya descubierto, en hacer declaraciones en el sentido de “que va a continuar haciendo la limpia”, el necio se convierte de inmediato en un enemigo de la nación y de inmediato se ve obligado a renunciar y pasa a ser investigado por los organismos encargados de la procuración de la justicia. Incluso esto ocurre en estados que no son de derecho. Esto sólo se tolera en México con el PAN como pesadilla desgobernante. El hecho es tan aberrante que es intolerante incluso en una dictadura. Los paramilitares se revierten incluso contra los que los promueven. Lo sabe el Ejército Nacional como lo supo Gutiérrez Barrios. La historia más lamentable del mundo está llena de ejemplos de lo que ocurre cuando los necios toman decisiones tan erradas que ameritan la destitución inmediata pero son tolerados por otros necios que con ellos desgobiernan.
Inconcebible es pensar que va a seguir desgobernando, cuando antes ya había declarado, el necio presidente municipal panista, también vidente, que los narcos requieren de que sus familias vivan con paz y tranquilidad y que él está dispuesto a concederles el capricho de propiciarles esa paz y esa tranquilidad en el lugar donde hoy ya desgobierna a las familias de los narcotraficantes. Y es de suponer que a ratos también a los narcos que irán a ver a sus familias. Narcos con los que, el hoy presidente municipal, como salta a la vista, y por lo visto también el gobernador de Nuevo León, han negociado al grado de asumirse como el encargado, al menos, de manera diáfana, el necio alcalde panista, de crear los escuadrones asesinos para hacerles a esos narcos, tan sus amigos, es de suponer, el favor de hacer la limpia de los, por ahora, narcotraficantes y secuestradores que son enemigos de esos narcotraficantes.
Luego seguirán con los otros, con todos, con nosotros. ¿Qué habremos hecho los mexicanos para merecer la pesadilla horrenda que la fascista derecha panista impone como desgobierno?
Tan incultos los panistas y tan adoradores del becerro de oro que se han ido descubriendo ellos mismos como lo único que en la vida son. No se avergüenzan ya los panistas ni siquiera de reconocer sus tratos con unos narcos haciéndoles ellos el favor de perseguir a los enemigos, de sus amigos, también narcos.
Tendría, no lo hará, para eso en México tendríamos que tener un Poder Legislativo representante del pueblo. Tendría que explicar el Ejecutivo usurpador qué objeto tiene el Ejército Nacional en la calle, con el costo que para el Ejército Nacional tiene el haber sido sacado a la calle, haciéndole creer, es de suponer, que la lucha contra el narcotráfico iba en serio y no sólo contra unos limpiándoles el territorio de los otros. Máxime que el costo de los escuadrones paramilitares se puede apuntar ya en el haber del Ejército Nacional que cargará de entrada con un aún mayor desprestigio. Aceptar que se crean escuadrones paramilitares es una insolencia más con la que al Ejército Nacional la derecha golpea. El enemigo del Ejército Nacional es el fascismo que hoy encabeza el PAN en México.