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MARIA TERESA JARDI

 
 
   
 
 

 

¡María Teresa Jardi escribe sobre la Nueva Policía Federal

La nueva Policía Federal, dirigida por el nefasto Genaro García Luna, supuestamente altamente capacitada y equipada, con perfil profesional y salarios dignos, es solamente una imagen publicitaria que no se corresponde con la realidad, denuncian agentes de la corporación/ Después de los actos oficiales con el espurio Felipe Calderón, a los policías se les retiran los uniformes, equipo y armamento nuevos y vuelven a vestir sus viejos uniformes pagados por ellos, así como a portar las armas desechadas por el Ejército/ Los pagos se les retrasan meses, los que los obliga a buscar otras ocupaciones en sus días libres/ Con frecuencia se cubren fraudes de mandos superiores por lo que a los policías se les niegan pagos prometidos
El adiestramiento es prácticamente nulo ya que los cursos de formación duran un mes y medio para los más afortunados y casi nunca incluyen manejo de armas, pues la corporación no cuenta ni siquiera con un stand de tiro

MEXICO, D.F., 5 de diciembre (UNIVERSAL).- La nueva Policía Federal altamente capacitada y equipada, con perfil profesional y salarios dignos, cuya imagen promueve el Gobierno Federal con orgullo, es sólo eso: una imagen que existe únicamente en actos oficiales, principalmente con el espurio Felipe Calderón.
Al terminar la ceremonia, los agentes retornan a su realidad: se les retiran los uniformes, equipo y armamento nuevos, y vuelven a vestir sus viejos uniformes, pagados por ellos, viejos y desteñidos por el uso, a las armas desechadas por el Ejército y a esperar un pago que se retrasa meses y que les obliga a buscar otras ocupaciones en sus días libres.
El adiestramiento es prácticamente nulo, ya que los cursos de formación duran un mes -mes y medio para los más afortunados- y casi nunca incluyen manejo de armas, pues la corporación no cuenta ni siquiera con un stand de tiro, revela a El Universal un grupo de agentes de diferentes agrupamientos de la Policía Federal.
Los entrevistados, quienes solicitan el anonimato por temor a represalias, denuncian que en los diferentes agrupamientos de la corporación existe un creciente descontento por presuntas anomalías que van desde la venta de uniformes, credenciales y ascensos hasta extorsiones por parte de los mandos.
Éstos últimos gozan de diversos privilegios y los obligan a entregar una quincena para no reportarles faltas o retrasos que se traducen en descuentos o retenciones de pago.

Ineficiencia en
el reclutamiento
Aspirantes a ingresar a la Policía Federal (PF) se quejaron del lento proceso de reclutamiento de la corporación, que puede durar de tres a siete meses desde el momento en que entregan sus documentos hasta que causan alta, periodo en el que deben presentarse todos los días a las instalaciones, como si cubrieran una jornada de trabajo. La corporación anunció a mediados de este año su meta de reclutar a 10 mil policías federales, la mayoría con perfil universitario, pero fuentes de la dependencia revelaron que no se ha alcanzado ni siquiera 50e esa cifra.
Durante varios días, se buscó la postura de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal sobre las denuncias, sin recibir respuesta.

Retrasos e irregularidades
“El salario es de 8 mil 300 pesos mensuales, más la operatividad, que es la compensación por comisiones: cuando es fuera de plaza, deben pagarnos 9 mil 800 pesos y dentro de la ciudad 4 mil 800, pero nunca la pagan, yo tengo un año y medio y varias salidas a operativos y sólo he recibido una operatividad’’, relata un agente de Fuerzas Federales.
La explicación de los mandos o de las autoridades administrativas son que “no hay presupuesto’’, o que “el mando anterior hizo un fraude’’ y que van a investigar, pero el pago retrasado no se recupera. Los que reclaman son amenazados con la baja o con actas administrativas. “Cuando ingresamos nos obligan a firmar nuestra renuncia sin fecha, así la hacen efectiva cuando quieren y no hay manera de reclamar. El dinero se pierde’’, agrega el agente federal.
El policía quejoso y muchos de sus compañeros se ven obligados a combinar su trabajo en la Policía Federal con otras ocupaciones en su tiempo libre: “hay taxistas, albañiles, jardineros, herreros, porque el sueldo es muy bajo. Nos obligan a pedir prestado, a endeudarnos’’, asegura un agente federal que tiene más de seis meses sin cobrar.
Cuando son acuartelados, detallan, la situación empeora, pues se les distribuye comida descompuesta, que los ha hecho enfermarse; y se les concentra en instalaciones sin equipamiento sanitario, en las que incluso han sido atacados por plagas, que provocaron casos de sarna en la Unidad de Restablecimiento del Orden Público (UROP), en 2008.
Varios de ellos, como muchos de los agentes de la Policía Federal, aseguran, tuvieron que “ganarse’’ su alta en la corporación policíaca trabajando como albañiles en las instalaciones de la Base Conafrut, ubicada en la carretera México-Toluca, donde debían acudir todos los días bajo la promesa de ser contratados y de que recibirían un pago retroactivo que nunca llegó.
“Tuvimos tres meses de actividades peor que de jornaleros, sacando toneladas de tierra con las manos, limpiando cisternas, aplanando pisos, durmiendo sobre tierra. No había agua potable ni sanitarios y fuimos atacados por fauna nociva: había ratas, pulgas, chinches y tuvimos varios casos de sarna’’, recuerda uno de los agentes de UROP.

Compran sus uniformes
Los agentes federales se enteraron que la corporación contaba con un presupuesto para contratar albañiles, pero se les informó que el subcomisario Tereso Beltrán Pineda “hizo uso de los recursos para fines personales’’ y que se le había iniciado un procedimiento disciplinario interno, aunque el mando continúa en la Policía Federal.
“Él fue el que nos citó después para decirnos que había que comprar los uniformes porque íbamos a empezar a laborar’’, explica otro de los entrevistados.
Los integrantes de otro agrupamiento relatan que fueron contratados desde el reclutamiento, y durante ocho meses acudieron diariamente a una zona del Bosque de Chapultepec a hacer ejercicio y pasar lista con una promesa de alta y una retroactividad que no se les pagó. Los agentes se preguntan dónde quedó el dinero por el que se les obligado a firmar recibos de pago.
“Según nos dijeron, hubo una malversación de fondos y se inició una investigación contra la encargada del reclutamiento, estuvo arraigada en su misma oficina y sigue ahí’’, refiere otro de los agentes federales.

Entrenamiento nulo
Los entrevistados aseguran que su adiestramiento es nulo, pues lo imparten agentes de la misma corporación sin preparación alguna y sólo durante un mes. Los más afortunados de los policías federales, muy pocos, se preparan en la Academia de San Luis Potosí por seis semanas.
“Dicen que no hay presupuesto, pero sabemos que no es así. La mayoría de nosotros no sabe usar armas, pues no tenemos ni un stand de tiro, por eso son las bajas en los operativos, dice un agente de Fuerzas Federales. Comentan que tampoco hay una selección rigurosa de los aspirantes, pues no hay un perfil de Policía Federal. Tenemos compañeros con secundaria y hasta con primaria nada más, albañiles, boleros. Necesitaban carne de cañón y jalaron a todo el que pasaba’’, asegura otro agente de la corporación.

La jornada “imaginaria”
La jornada de trabajo tampoco es la ofrecida en las campañas de reclutamiento. Los agentes son contratados para laborar 24 horas y descansar 48, pero las franquicias se suspenden sin previo aviso y permanecen acuartelados por semanas, o se les permite salir por cinco o seis horas, nada más para ir por ropa.
El permiso es insuficiente para que quienes viven en otros estados puedan regresar sin ser arrestados o acusados de abandono de trabajo, por lo que muchos prefieren quedarse acuartelados, lo que ha generado problemas como estrés, conflictos, e incluso riñas, “pues ya no nos aguantamos ni entre nosotros’’, dice uno de los consultados.
“En UROP, además, nos inventaron la “imaginaria”, que es un servicio de 12 horas después de cubrir un turno de 24. Si en esas 12 horas se presenta servicio hay que cubrirlo, y entonces trabajamos 36 horas; si no, sales franco, pero desde hace un mes y medio no hay franquicias, estamos acuartelados’’.
“Es como estar en la cárcel o peor. Muchos nos dimos de alta en la Policía Federal para superarnos, pero ahora ya no hay ese ánimo. Seguimos aquí por la necesidad, porque nos prometen que van a resolver lo de los pagos. Así llevamos meses y nada’’, relató otro agente.