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INTELIGENCIA RENOVADA |
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De Orden Superior |
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La participación frontal de la Armada de México en la lucha antidrogas va en aumento y ahora se perfila hacia un fortalecimiento de las áreas de inteligencia, planeamiento y operatividad desde puntos clave de la estructura anticrimen del país. Uno de esos puntos, quizá el más importante desde la perspectiva militar, es el Centro Nacional de Planeación e Inteligencia (CENAPI) de la Procuraduría General de la República (PGR),que encabeza desde noviembre de 2009 el Almirante José Luis Figueroa Cuevas, ex Comisionado de la Policía Federal Preventiva (PFP) cuando ocurrió el linchamiento de tres agentes de inteligencia en Tláhuac, en noviembre de 2004. El CENAPI adoptó ese nombre durante el sexenio de Vicente Fox, cuando los cambios en áreas de seguridad pública llegaron hasta la PGR y el Centro Nacional para el Combate a las Drogas (CENDRO), creado el 26 de junio de 1992, se transformó para quedar como ahora está. Hasta antes de estos cambios, el CENAPI era una instancia manejada o al menos controlada en sus áreas clave por militares del Ejército Mexicano, sobre todo en las secciones de intercepción aérea, intercepción terrestre, control de fronteras y contrainteligencia. La vigilancia e intercepción marítima y la vigilancia costera y en puertos quedaban en manos de la Marina. Otras áreas igualmente importantes estaban bajo control de personal del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) y de otras instancias de inteligencia civil. El desgaste del Ejército Mexicano en tres años de combate a los cárteles, los excesos de decenas de militares contra la población civil y los abusos al realizar tareas de investigación policiaca que no les correspondían, entorpeciendo e invalidando ante la ley el curso de averiguaciones previas como consecuencia de las irregularidades en la integración de los expedientes, le han ido restando espacios a los mandos que la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) en instancias como el CENAPI. Esos espacios son ocupados ahora por personal de la Armada de México, comenzado con la llegada del Almirante Figueroa y siguiendo con el acomodo de otro Almirante, Wilfrido Robledo, al frente de la Policía Federal Ministerial, dependiente de la PGR. Tras el “exitoso” operativo de la Marina el 16 de diciembre en Cuernavaca, en donde la captura de Arturo Beltrán Leyva terminó con su acribillamiento y el de sus jefes de escoltas, los marinos avanzaron con paso firme en el posicionamiento de sus mandos para reestructurar una parte de la estrategia antinarco, con el visto bueno de la Casa Blanca, de las agencias antidroga y de la Marina de los Estados Unidos. Al mismo tiempo, los militares de la SEDENA comenzaban el repliegue táctico en Ciudad Juárez, dejando el campo abierto para que la Policía Federal asumiera posiciones y reencausara el fallido Operativo Conjunto Chihuahua. LIMPIEZA NAVAL Estos escenarios han obligado a un replanteamiento de la eficacia y confiabilidad de diversas instancias de inteligencia militar y civil, exactamente como el CENAPI, en donde ya viene el relevo de varios mandos y funcionarios de la SEDENA. En su lugar llegarán Capitanes de Fragata, de Navío y Contralmirantes para hacerse cargo de sectores sensibles de inteligencia naval. Estas instancias del CENAPI están fuertemente vinculadas en un trabajo detallado y continuo desarrollado en los últimos seis años entre la Armada de México y el Servicio de Guardacostas, la Marina norteamericana, oficiales de enlace de la Cuarta Flota norteamericana que opera en el Mar Caribe y en el Atlántico Sur. Como parte de la reestructuración se ha ordenado a una sección de su personal mantenerse “acuartelado”, ya que esto permitirá detectar fugas de información, una evaluación más certera de las funciones y líneas de acción del personal sustantivo encargado de recopilar información dentro y fuera del CENAPI. La labor de inteligencia del centro no se ha detenido, pero sí está dirigida ahora a fortalecer y alimentar los mecanismos y estrategias de la Marina y su Sección Segunda (Inteligencia) de cara al incremento de operaciones de alto impacto contra los cárteles de la droga. CENTINELA.- Una nueva veta de investigación sobre los excesos de mandos militares en la lucha antidroga se ha abierto desde 2009, con las tres Recomendaciones (030/2008, 032/2008 y 18/2009) que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) le ha enviado a la Sedena para que tome medidas en casos documentados de tortura, en los que Médicos Militares han asistido a los torturadores para reanimar a los detenidos y evitar que mueran durante los interrogatorios. A estos señalamientos se suman los reportes de Amnistía Internacional y de otros organismos defensores de los derechos humanos, las cuales han comenzado a insistir sobre este tema a fin de que la Sedena tome cartas en el asunto y por lo menos informe si se ha actuado en contra de varios Mayores Médicos Militares señalados por la CNDH. Hasta ahora la Defensa Nacional ha guardado silencio al respecto. Para no variar. |
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