3 de junio del 2011.
Transferencia de responsabilidades. Responsabilidades del fracaso del combate frontal al narcotráfico.
En 1910, al inicio de la Revolución mexicana, el país tenía 15,2 millones de habitantes. Durante la guerra fueron muertas 2 millones2 y desplazadas un millón a los EEUU. Para cuando ésta terminó, el país tenia 14,3 millones de habitantes.
En 1929, con la Gran Depresión, el país tenía 15,6 millones de habitantes.
En 1940 había 19,6 millones de mexicanos.
En 1950 eran 25,8 millones.
En 1960 eran 34,5 millones.
En 1970 eran 48,2 millones.
En 1980 eran 66,8 millones.
En 1990 eran 81,2 millones.
En el 2000 eran 97,5 millones.
En el 2010 son 112 millones. (Casi 31 millones más que en 1990). O sea: 38 % más en 20 años). Y en 2020 serán 122 millones.
Naturalmente, los problemas psicosociales se han incrementado al “dispararse” el crecimiento demográfico.
Se pretende hacer pensar, que los problemas del narcotráfico en su intensidad y diseminación por todo el territorio nacional, datan de varias décadas atrás. Y consecuentemente, que su nó atención oportuna, trajo como consecuencia la grave amenaza que éste significa para la vigencia de las instituciones sociales, económicas y políticas del país.
En 1990, en la cumbre de Cartagena Colombia, George Bush trató de disuadir a los campesinos para que redujeran la producción de hojas de coca.
En la década de los 90s, al capo Amado Carrillo se le conocía con el alias de “El señor de los cielos” porque bajo su dirección, el trasiego de drogas, principalmente desde Sudamérica, era por vía aérea.
Por aquellos años, todas las unidades del Ejército Mexicano, distraían gran cantidad de efectivos en situación de alerta motorizada, para tratar de “cachar” los aviones cargados de droga desde Sudamérica, aprovechando sus obligadas escalas técnicas para recargar combustible.
En el año de 1997, “El señor de los cielos”, supuestamente falleció en un hospital de la ciudad de México, en el intento de cambiar su fisonomía por medio de una cirugía plástica.
En Ciudad Juárez, Chih. Se dieron los levantones y asesinatos, haciendo notorio los feminicidios que se empezaron a dar en 1995 siendo gobernador del Estado el panista Francisco Barrio, hoy Embajador del actual federal en Canadá.
Brian Nichols, Subsecretario de Estado de Estados Unidos ha dicho:
AFP.- “Hace unos dos, tres o cuatro años entraba (la droga) directamente, la gran mayoría a México, y a través de México pasaba a los Estados Unidos. Ahora el flujo está más orientado al istmo centroamericano”, dijo a los periodistas Brian Nichols, subsecretario adjunto de Estado para Asuntos internacionales de narcóticos.
Este dato supone un cambio en la estrategia de los narcotraficantes a la hora de trasladar la droga proveniente de Sudamérica, principalmente cocaína, ya que anteriormente utilizaban los corredores del Pacífico o el Atlántico para llegar a México sin pasar por los países centroamericanos, situación que ha cambiado.
“El 80 por ciento del tráfico va hacia el istmo y una parte importante de ese flujo va destinado a Costa Rica, Honduras y Guatemala”, los países “más golpeados por ese flujo”, añadió Nichols, quien estimó en 450 toneladas la droga que estaría entrando anualmente a Estados Unidos.
Según el funcionario estadounidense, esa presencia de la droga en territorio centroamericano ha provocado el aumento en los índices de criminalidad en la región.
“Antes (la droga) entraba por el Caribe (o) iba en avión a (la península de) Yucatán (México). Ahora entra por los países de Centroamérica y después va en carretera ocultado por tierra a México y después va a la frontera con los Estados Unidos y se mete”, añadió Nichols.
Son muchas las historias de corrupción y apoyo al narcotráfico, que se tejen alrededor de funcionarios, anteriores y actuales, lo cierto es que desde hace varias décadas, los gobernantes han descuidado todo el catálogo de indicadores que corresponden a las manifestaciones de poder nacional.
Lo que no han descuidado es el incremento desmedido de sus haciendas personales por la vía legal, a través de asignarse sueldos estratosféricos como en de los Ministros de la Suprema Corte de justicia de la Nación, incluyendo sus retiros, así como el valor agregado que tiene el ser funcionario de cualquier nivel por la vía ilegal, al esperar como buitres, que lleguen a sus manos los contratos de compras, obra pública, etc. después de la legal licitación pública. Allí es donde está el negocio, no en el “miserable” sueldo con compensación garantizada, que no pasa del “paupérrimo” depósito en su cuenta de más o menos doscientos mil pesos mensuales. Sí porque la “mochada” de los contratos, el más humilde “entre” es de medio millón de pesos.
En diciembre del 2006, Felipe Calderón Hinojosa, sin decir “agua va”, lanzó a las Fuerzas Armadas a la guerra contra el crimen organizado cuyo bulto mayor (así como el bulto mayor de los funcionarios es Carstens) es el narcotráfico. Y digo Fuerzas Armadas, porque la Policía Federal existía sólo de membrete.
El peso de las acciones bélicas a recaído en las Fuerzas Armadas, toda vez que desde hace tiempo, las policías estatales y municipales han estado fuera, legalmente de esta actividad en su modalidad de investigación y acciones operativas en contra de cualquiera de las actividades del narcotráfico.
En el transcurso del sexenio calderonista, “machaconamente”, desde él mismo hasta el menos relevante de los personajes de su equipo, repiten que se está atacando al crimen organizado, “cosa que debió hacerse desde antes”; y ésto, naturalmente que “pega” como las vacunas, porque lo que sí es seguro es que los mexicanos no tenemos memoria.
El tiempo lo cura todo, y de la guerra contra el narcotráfico iniciada por Calderón sustentada en ausencia de un sistema de inteligencia y de un plan estratégico que diariamente se trata de “armar” fragmentariamente sobre las rodillas, ahora se le quiere endilgar su fracaso a los gobiernos de los Estados.
Lo único cierto de todo ello, es el desconocimiento de cómo se transforman los problemas sociales, similar al proceso que sigue el uranio en su degradación a través del tiempo, de tanto reaccionar, lo único que queda para la posteridad como basura es el plomo, así, el problema del narcotráfico, (por su volumen y rápida capitalización en el tiempo) va degenerando en los otros subproductos que son: el secuestro y la extorsión.
Éstos dos últimos sí son responsabilidad de los gobiernos de los Estados, a quienes las acciones de Calderón tomaron “descobijados”, pero éste, con el “sartén por el mango” se preparó para organizar su Policía Federal dejando a los gobernadores priistas, perredistas y partidos políticos “colgados de la brocha” rumbo a las elecciones del 2012. Así de fácil, así de sencillo dijo López Portillo.
Tráfico de drogas.
El tráfico de estupefacientes pertenece a agrupaciones perfectamente integradas y de membrecía limitada. Esto excluye a las infanterías: al narcomenudeo, el que realmente “ocupa el terreno”. Su territorio y exclusividad lo defiende a sangre y fuego. ¿Legalizar las drogas? ¿Cómo? ¿Cuáles sí y cuáles nó? ¿Legalizar el consumo? ¿Y la siembra o producción en todas sus modalidades, su transporte, almacenamiento y distribución cómo se legalizará? ¿Qué pasará con el resto de las drogas? ¿Cómo se compartimentará o cómo se materializará la demarcación que separe a los enfermos de los “no enfermos”? ¿Qué autoridad incorruptible se hará cargo del “orden” en el cumplimiento e incumplimiento de la legislación resultante de dicha legalización?
En algunos de mis escritos anteriores, como ejemplo, dije:
Septiembre del 2008.
“Cuando el narcotráfico pierde fuerza económica, por gastos elevados para la protección de sus movimientos o la pérdida por incautación de dinero o droga, busca por todos los medios, allegarse dinero en efectivo a través del “gane”, como se le llama en su argot a los golpes dados a narcotraficantes contrarios, o por el secuestro de personas adineradas así como el asalto a bancos o vehículos transportadores de valores. Esto no es ninguna novedad”.
Secuestros-
Septiembre del 2008.
“Respecto a los secuestros, las condiciones para su proliferación están dadas. Corrupción cínica descarada e impúdica de gobernantes y funcionarios, con mayor énfasis en esta administración federal y local: impunidad, pobreza, falta de empleos, acumulación de riqueza en pocas manos, cinismo de propuestas ante acontecimientos actuales. (Después del niño ahogado, a tapar el pozo. Tenía que suceder un secuestro y muerte del hijo de un empresario adinerado, para que ante el escándalo mayúsculo, se reuniera el gabinete de seguridad. Y no es para menos, esto amenaza con: la fuga de capitales, falta de inversiones externas y menor flujo de turismo y otro tipo de descrédito internacional).
Este fenómeno social es el más difícil de resolver. Es diferente a todos los otros fenómenos sociales pues aunque es una de las facetas del crimen organizado, no es exclusivo del proceso de recuperación económica del narcotraficante. El secuestro presenta socialmente el fenómeno de la entropía*: Se autodestruye. Es irreversible. Es inmanente en el ser humano.
El narcotráfico y los secuestros, no sólo son un cáncer social si no que éstos se encuentran en la fase de metástasis. Los grupos crecen y se dispersan en el cuerpo social. No tienen interacción entre sí. Son independientes y ajenos”.
Extorsiones.
14 noviembre 2008.
“¿Nuevo frente o modalidad del crimen organizado?
En la segunda mitad de la década de los años 60s. Y la primera mitad de los 70s. , nació, creció, operó y murió en la costa de Chiapas, con cuartel general en Tapachula, una organización llamada “La mano negra”. Ésta, además de vender “protección”, se le adjudica más de trescientas muertes. Comprobadas veintiocho cuyos cadáveres fueron rescatados de un pozo de abastecimiento de agua, en un rancho propiedad del principal dirigente. La mayoría de sus miembros purgaron largas condenas en las Islas Marías.
En el diario “El Universal” de fecha 13-octubre-2008 página A17, se encuentra un artículo de Roberto Rock L. “Arranque en la oscuridad”: ...En la primera semana de septiembre –de acuerdo con testimonios confirmados- , una banda criminal citó a dos centenares de pequeños empresarios que viajaron desde distintos puntos de un estado del Bajío, hasta un auditorio de una ciudad turística. Ahí se les informó que a partir de ese día contaban con “protección” de la principal banda de la región, a cambio de una cuota mensual. Les advirtieron que los policías municipales y estatales, los alcaldes y el gobernador estaban enterados “por lo que no tiene sentido quejarse ante nadie”. Desde diversos puntos de la república surgen informes verosímiles sobre encuentros similares entre la población y el narcotráfico...
¡Nueva industria sin chimeneas! ¿Nueva? No tiene necesidad de cotizar en la Bolsa de Valores”.
Para el crimen organizado, las tres formas de acción implica riesgos, pero está por demás decir, que el que menos vulnerabilidades presenta es la extorsión. Consecuentemente, es la forma criminal que llegó para quedarse, como resultado de las acciones y reacciones de la guerra iniciada por Calderón. Es la herencia patrimonial que les dejará, no sólo a los gobiernos priistas. Parejo, también a los perredista y panistas. Es el residuo de la degradación del Uranio: el plomo. Al tiempo. Pero en un tiempo demasiado corto, ya cosecharán los resultados lo gobiernos estatales rumbo a las elecciones del 2012. Calderón no tuvo ninguna planeación estratégica para iniciar su guerra, pero, sobre la marcha, planeo la forma de transferir sus errores a sus contrarios, aunque se lleva de “corbata” a los suyos.