CAOMMIR |
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Perdieron muchos y ganaron pocos! Scott Fitzgerald Jorge Carrillo Olea Contra las apuestas de último momento, ganó Eruviel y con ello en lo general ganó el PRI. Sin partidismos hay que aceptar que fue un soplo de cordura y ortodoxia. Fue una decisión acertada como ya se ha escrito tanto. Elegir a Del Mazo, independientemente de cualidades que desconozco, hubiera sido un mensaje fatal para Peña Nieto, al que se le identifica más de lo que le conviene sólo con el glamour. Otro metrosexual hubiera ratificado una proyección indeseable por toda la banalidad que ya se anticipa. Se ha dicho que la opinión de Elba Esther fue determinante. Bueno, pues habría que apuntarle una. ¡A ver cómo la cobra! Eruviel disfruta de todos los requisitos y merecimientos acreditados por años. Del Mazo, además de su apellido —y eso con sus bemoles de democracia genealógica— poco acreditaba. Si así, en ese sentido hubiera sido la elección, Peña Nieto tendría un hoyo más en su futuro, ya tan lleno de débitos por los numerosos adeudos a los que deberá saldar. A más de un año de su elección ya tiene todo grabado. Es cierto que no estamos sobrados de candidatos en ningún partido. El PAN tiene diez, pero el mismo Calderón los ha descalificado. El PRD tiene dos, pero enfrente tiene la escisión de su historia, por más que ella en sí sea una historia de escisiones. Y el PRI tiene a su candidato, pero lo tiene sólo por la histeria colectiva que se engendra por una belleza vacía. Así, no advierte la alternativa del hombre sensato y maduro que es Manlio. A menudo esa histeria conduce a ver milagros religiosos, de prestidigitación o aparentes mesías, que es el caso. Ganó también Alejandro Encinas pues en este resumidero en que vive la política nacional, dio muestras de decencia política con su verticalidad ejemplar, firmeza y compromiso con sus convicciones, un hombre envidiable para cualquier partido y… esos señores no abundan ya. Perdió el cuarto de millón de votantes a favor de la alianza, perdió porque entusiastas, ordenados y civilizados, creyeron en la seriedad de la convocatoria. En menos de veinticuatro horas de emitido el voto, la alianza estaba nulificada. Una engañifa vergonzosa.Perdió el Comité Ejecutivo Nacional del PRD, pues habiendo aprobado la conflictiva alianza, resultó que su determinación, la del máximo órgano directivo del partido, sirvió exactamente para nada. Se burló su autoridad y su seriedad. Perdió Marcelo Ebrard por pérfido, pues habiendo apoyado el proyecto de alianza por meses, en el último momento, por presiones de López Obrador, se fue por la candidatura mono-izquierdista por Encinas, dejando colgados de la brocha a miles de mexiquenses. Habrá quien a la hora de la hora le recuerde esta perfidia. Una vez más pierde López Obrador, pues su patraña de que Alejandro había sido invitado por Calderón a ser candidato del PAN. Perdió primero por lo inconcebible, segundo, porque fue palmariamente desmentido por el propio Encinas. Así la divinidad tabasqueña se apunta una manchita más.Perdió el Comité Ejecutivo Nacional del PAN, pues pareciera —sin que lo fuera— que el CEN del PRD, que también resultó burlado, le tomó el pelo al seducirlo con que unidos derrotarían a Peña Nieto. Lo que en conjunto parecía un soplo de cordura y ortodoxia, como dijimos al principio, resultó por otras razones una muestra más de la incredibilidad de la izquierda para proponer un proyecto y evidenció con otras lindezas —como el retorno de René Bejarano— hasta dónde puede llegar la desvergüenza de ese partido. Por su parte, el PAN con su doblez e ingenuidad demostró que no acaba de entender las bajas pasiones electorales. Si como tanto se ha dicho, las elecciones del Estado de México son signo anticipado de las del 2012, ya podemos leer en nuestra esfera de cristal para dónde van la izquierda, la derecha, sus actitudes y propuestas. [email protected] |