CAOMMIR
 
Asunto: ALUSION AL GENERAL SRIO.DEF. NAL.


 El Secretario de la Defensa Nacional.

.La percepción de un periodista, su opinión sobre el General Galván
Galván Secretario de la Defensa Nacional.

El general es enorme. Alto, con gruesos hombros y amplios pectorales
como si hubiera nacido con músculos, Guillermo Galván, un militar con
la cara de bronce como tantos en el Ejército Mexicano, es alguien con
quien nadie quisiera toparse en un callejón. Su cara adusta inhibe; su
porte físico, impone. Ahora, también su voz la escuchan. Tiene un tono
de reclamo y una letra de exigencia. Durante un año ha pedido que se
regule la participación del Ejército en la lucha contra las drogas y
su permanencia en las calles, y finalmente le hicieron caso.

Esta semana se empezarán a llenar los trámites parlamentarios para
sacar adelante un nueva ley de Seguridad Nacional, donde se hagan las
reformas legales que regulen la participación de las Fuerzas Armadas
en la lucha contra el narcotráfico y resuelvan las lagunas
constitucionales en las que se encuentran al realizar tareas de
seguridad pública, que es lo que el general Galván ha estado pidiendo
desde hace más de un año. La demora en esta discusión y eventual
reforma ha tenido costos políticos fuertes, contra él y los militares.

El Ejército está metido en una polémica nacional por los abusos
cometidos en el combate a criminales, y el general Galván es el último
pararrayos que tienen los militares de caer en la ilegalidad. En las
últimas semanas ha habido una racha de civiles muertos –le llaman
“daños colaterales”- en Chihuahua, Durango, Guerrero, Nuevo León y
Tamaulipas-. El respaldo nacional al Ejército sigue por encima del
70%, pero la percepción que se está formando es que los soldados jalan
el gatillo con demasiada facilidad.

Las muertes de civiles esconden sus méritos. Son los proveedores de la
mejor inteligencia que tiene el gobierno mexicano contra los
narcotraficantes, por encima del Cisen. Son a quienes patrullan calles
y carreteras del país, por encima de la Policía Federal. No son como
la Marina, cuyos comandos realizan operaciones quirúrgicas de
aniquilación, y sin embargo son únicamente ellos quienes pagan
públicamente por la muerte de civiles.

La moral castrense se está comenzando a caer. “¿Por qué la gente no
grita cuando los muertos son soldados?”, cuestionó intrigado un
comandante de jefe de Zona Militar a un gobernador en el norte del
país. En otro momento, un general aseguró a un político, como tratando
de convencerlo: “Nosotros no somos criminales. No estamos en las
calles para matar a la gente, sino para protegerla”. Un empresario
regiomontano espetó a un general sobre lo que estaban haciendo y le
respondió el militar que no debiera olvidar que los soldados eran
voluntarios. “Nosotros escogimos un trabajo para defenderlos a todos
ustedes”, atajó.

La tensión generada entre los mandos castrenses en el país por la
dinámica de desentendimiento con los grupos sociales, generó presiones
internas al general Galván, quien en diciembre de 2006, por una
instrucción presidencial, organizó a su tropa y la envió a combatir al
narcotráfico. Durante dos años los militares no chistaron. Hace un año
comenzaron los reclamos al secretario de la Defensa porque
consideraban que no estaba defendiéndolos lo suficiente ante el
Presidente. El general Galván tomó nota y actuó en varios frentes.

Galván es el general de División de cuatro estrellas de mayor
antigüedad –de no haber sido nombrado secretario, se hubiera retirado
en 2008-, y a diferencia de algunos de sus antecesores, ha comandado
tropa en el campo. Es el segundo secretario, después del general
Enrique Cervantes, que es oficial de artillería del Colegio Militar, y
fue jefe de operaciones aéreas del Estado Mayor Presidencial y jefe de
su Sección 5ª., que se encarga de planes y proyectos.

Pero sobretodo, por su responsabilidad actual, es la experiencia al
mando de tropa en seis zonas militares. La lucha contra el
narcotráfico no le es ajena. Fue jefe de la 5ª. Zona Militar al
arrancar el gobierno del presidente Vicente Fox –antes de ser
subsecretario- en Chihuahua, y se le responsabilizó la fuerza de
tareas “Marte”, para combatir narcotraficantes en ese estado, Durango,
Guerrero y Nuevo León.

La vasta experiencia ha sido acompañada de palabras fuertes que no han
pasado desapercibidos por la opinión pública. En junio del año pasado,
se quejó de la falta de recursos para las Fuerzas Armadas. La falta de
armamento y equipo aéreo, dijo, haría que en el remoto caso de una
guerra contra Guatemala, México perdiera. Siguen con problemas
logísticos, pero ganó una de las batallas: aumentar salarios a los
soldados. Un resultado ha sido haber disminuido en 40% la tasa de
decersión que tuvo el gobierno foxista.

Galván ha sido muy directo con los legisladores, y ha roto con todos
los precedentes al ir personalmente a cabildear por recursos y
adecuaciones legales, al Congreso y al Senado. La problemática que les
ha planteado es dramática. Medio millón de mexicanos están
relacionados directamente con el narcotráfico, les dijo en una
ocasión. La oficialidad ya no estaba a gusto con participar en la
lucha contra el narco, les comentó recientemente al insistir en las
reformas a la Ley, que planteó abiertamente, por primera vez, en
febrero del año pasado. En su lucha por cambiar el estado de cosas, ha
invitado a políticos de todos colores a platicar en sus oficinas.

Su relación con el presidente Calderón es excepcional y lo ve con
regularidad, pero es todo lo contrario cuando se trata del secretario
de la Marina, Francisco Saynez, con quien las diferencias han generado
un deterioro constante. El problema entre ellos explotó cuando el
general Galván propuso al Presidente que la Marina fuera incorporada
bajo su mando, que no logró.

En el combate al narcotráfico, ha sido el Ejército, no la Marina, la
más afectada ante la opinión pública, lo que ha provocado tensión
entre la oficialidad. En unos días, si el calendario del Senado
trabaja en beneficio del Ejército, saldrán las reformas
constitucionales para proteger a los soldados de un futuro funesto. Si
se establece el blindaje buscado, el general Galván habrá librado las
críticas internas. Pero si con todo lo que ha hecho en el último año
no lo logra, el sentir interno en las Fuerzas Armadas será que no los
defendió como debería de haberlo hecho y llevará a que ese hombre de
físico hercúleo profundice la decepción que se ha venido incrementando
entre sus pares.


¿¿¿Será cierto esto???