Se tambalea el Estado mexicano por ineptitud oficial: Carrillo Olea


Lunes, 20 de Septiembre de 2010 00:00
Escrito por Jaime Luis Brito / I

CUERNAVACA. Para el ex gobernador Jorge Carrillo Olea la situación del país y el estado está peor que hace 20 años, “no me gusta cómo está el país y el daño es tan profundo que no se resolverá con un cambio de gobierno”, pues afirma que el problema no se encuentra en ese nivel, que el daño es a nivel del Estado mexicano. 
En entrevista exclusiva con La Jornada Morelos, el último gobernador priísta que ganó el cargo en las urnas, señala por otro lado que en ningún sentido hemos tocado fondo, pues todavía falta trecho en el proceso de pudrición del país. En el estudio de su casa, lleno de documentos, libros, una computadora, austero el lugar, mientras afuera la lluvia amenaza y a lo largo de la charla se hace presente como llovizna, el general habla de todo y sin tapujos.
–¿Cómo ve al país?
–Yo no quisiera hablar de eso. No me estoy negando. Sólo estoy reflejando mi estado de ánimo. Porque es tanto lo que se ve, lo que se dice, que llega un momento en que los que hemos sido gente pública, que supuestamente tenemos más conciencia que un ciudadano común y corriente, se siente una especie de asfixia muy desagradable.
“La verdad no me gusta ver cómo está el país, menos comentarlo. Lo que menos me gusta es que no se resolverá esto con un cambio de gobierno. El daño es tan profundo, tan estructurado, tan metido en las columnas sustantivas del Estado; no de gobierno, hemos brincado esa estructura, es un problema del Estado.
“No está mal el gobierno, está mal el Estado. Hemos minado los sostenes del Estado de manera impresionante. No sé cuánto tiempo tomará revertir un proceso como éste, para regresar a los estándares de mediados de los 90, sin que yo haga alusión a alguien en particular.
“Me conmueve y me entristece la situación. Lo que pase en dos años ya que pase; si realmente tuviéramos esperanza por lo que viene después de 2012, pero no. Realmente no hay mucha esperanza de que esto cambie. Porque las estructuras han sido dañadas tan en el fondo que el más de la gente no lo advierte todavía. Este es un problema de hoy y de mañana y de pasado y que ahora que llegue, quien sea que llegue va a resolver todo. ¡N’ombre!”
El problema, señala el ex mandatario, “no parece haber en el horizonte a nadie con los alcances para emprender una tarea de titanes”. Dice que en ningún partido puede verse al “salvador” que debiera llevar a cabo un proceso de reconstrucción, que según su parecer podría ser más difícil que en Chile después del golpe de Estado o en Alemania o Japón en la postguerra. “Ahí por lo menos se pusieron en cero esos países”, dice. Hubo que hacer constitución, gobierno, partidos, etcétera. “Nosotros ni siquiera eso”, lamenta.
–¿Ya hemos tocado fondo?
–No. No en ningún sentido. No en sentido político, social. Seguiremos descomponiéndonos. No en el sentido económico. En ninguno. Tocar fondo sería estar como aquellos países. Sería estar como Vietnam, con aquella guerra espantosa. Tocaron fondo.
Habla entonces del caso chileno. “Chile de Allende, con el que yo me he vinculado intelectualmente, ideológicamente… también tocó fondo”, señala. Menciona que después del golpe de Estado, el dictador Augusto Pinochet “hay que reconocer que supo iniciar una transición, sé que hay gente que se va a molestar con esto que digo, pero hay que apuntarle a Pinochet la posibilidad de la transición”, dice. El plebiscito abrió la puerta a la transición, expresa; “aunque claro, se protegió cuando se autonombró senador vitalicio”, acota.
Después vinieron gobiernos de coalición, hasta que llegaron Ricardo Lagos y Michell Bachellet, dos personajes extraordinarios que ya quisiéramos en México tener, establece. A la señora “habría que comprarla en una subasta y traerla a México, es maravillosa”, expresa enfático.
Incluso con el derechista Sebastián Piñeira, “empresario, sin ideología, rico, pero con un sentimiento social que se está viendo todos los días. Con un carisma que no es sospechable en una persona de derecha; pero está demostrando que está cachando la bola”, dice y casi grita: “¡Ya quisiéramos estar como Chile! Pero retomando sus palabras, creo que el final, el fondo (en nuestro país), aún está lejos”.
–¿Y qué tiene que pasar?
–Esa es la pregunta que todos nos hacemos. A veces hay gente que piensa muy a la ligera, me molesta que seamos tan frívolos, dicen: “No, es que necesitamos un golpe de Estado”. No saben de lo que están hablando. Primero quisiera ver al valiente que lo va a hacer. Segundo, eso ya no existe, quedó para la novelística del siglo XX.
–¿Y Honduras?
–Bueno, perdóneme, pero Honduras es Honduras. Nosotros no andamos por esa dirección. Ese no es un camino. Lo que pasa en México, se necesita un líder. Yo no pienso que soy solidario ni me atrae la idea de los mesianismos. Detrás de un Mesías siempre hay un desastre. Desde Napoleón, quien fue un rescatador de un sistema de vida y luego lo reconvirtió en lo mismo. Detrás de un Mesías siempre hay un desastre. Pero un hombre distinguido que convoque a la gente a ser más nacionalista. Que plantee programas verdaderos.
Luego señala que desafortunadamente la inequidad en el país es estructural. Pone como ejemplo a las grandes compañías que ganan millones y que pagan muy poco o nada de impuestos. “¿Sabe la gente de los grandes negocios de las televisoras, de las radios, de las automotrices? ¿Saben de los millones y millones que se les regresan a las automotrices en apoyos fiscales? Y sin embargo a usted sí le cobran. A la General Motors no, pero a usted sí”, dice y comenta: “las grandes transformaciones irremediablemente pasan por el sacrificio, por la coparticipación. Somos una sociedad insolidaria”.
Comenta que se enteró hace poco de un nuevo rubro en materia educativa: “los incapacitables”, personas que no han terminado la primaria y que por ello son incapaces de recibir instrucción para sobrevivir en el siglo XXI, sobre todo con las nuevas tecnologías. “Los incapacitables en nuestro país son al menos 40 millones, ¡imagínese!”
En términos económicos, hay 10 por ciento de mexicanos que acapara el 40 por ciento de la riqueza y el 10 por ciento de los mexicanos más pobres tiene apenas el uno por ciento de la riqueza, “¡caray! Eso sí es para suicidarse. Eso es terrible. Si alguien no empieza a pensar en eso, pues estamos mal”.
Estamos en un momento de egoísmo terrible, de falta de coherencia, “como lo estamos viendo en las alianzas esas”, dice en referencia a la unión del PAN y el PRD para competir en las elecciones. “El agua y el aceite, lo que siempre hemos dicho que no se juntan, pues hoy vemos que la avaricia sí lo hizo posible. Entonces estamos en el inmediatismo, pues nuestros problemas no están siendo atendidos con esa convicción, con profundidad”.
–Don Jorge, en el mes de la Patria, en este 2010, ¿hay condiciones para una revuelta en el país?
–No, mire, yo también estoy atento a esos decires. Estamos llenándonos de sabios que sacan una serie de conclusiones. Hay uno que dice que cada año que termina en 10, tiene que haber un caos, y dice que puede demostrarlo matemáticamente. Y ahora resulta que las matemáticas rigen las ciencias sociales. Entonces resulta que tiene que haber una Revolución, porque hubo una hace 200 años y otra hace 100 años. Ahora resulta que este año toca otra. Pues ya podemos mandar a planchar nuestra ropa para los siguientes cien años, ¿no? Con esta lógica casi, casi digna de Isaac Newton. No, eso sería llegar a una especie de final o de alto, donde todo mundo llegue a una especie de acto de contrición donde pensáramos en el país, no sólo en uno mismo, pero estamos lejos de eso.
–¿Y qué fue lo que pasó? ¿Cómo llegamos a esta situación?
–Híjole. Se sintetiza todo en una palabra: ineptitud. La ineptitud de Fox. Sin que esté yo poniendo a salvo a los gobiernos anteriores. Fox tampoco es el inventor de nuestras desgracias, no, tampoco. Pero sí tuvo, y es totalmente responsable, sí tuvo la oportunidad de darle un sesgo histórico al país y no se lo pudo dar. Porque no sabía. No sabía. Ni lo olió. Nunca se enteró que fue Presidente. Como el señor actual, nunca se ha enterado que es Presidente. Todos los días nos sorprende con alguna cosa que dan ganas de llorar. ¿Cómo es posible que el señor se meta a su Twitter para comunicarle a la ciudadanía que cayó la Barbie… El presidente de la República en el Twitter, por vida de Dios? Antes de que hable el procurador, antes de que hable el jefe de la Policía, antes, el Presidente se sentó en su Twitter o el de su hijo, a lo mejor, no lo sé, como es un juguete… Y le comunicó a la ciudadanía que ya cayó la Barbie.
“Si ese señor sabe lo que significa ser Presidente de la República, y cree que el Twitter es un instrumento de gobierno ¡no tiene vergüenza! Esos son reflejos de que no ha habido en el país en los últimos 10 años conciencia de Estado ni conciencia de la jefatura de Estado”.
–¿Eso ha agudizado la crisis de Estado?
–Por su puesto. Hemos estado 10 años en manos de señores que no sienten la majestad del poder. La sienten sí, pero para su disfrute, para su beneficio. Para los juegos de tirarle a un ayudante en Los Pinos con arco los domingos. ¡Por favor! Yo digo la sobriedad que tenían, y no digo ejemplos que debieran admirarnos, pero por lo menos reconocerle la sobriedad que llevaron sus encargos, por ejemplo Ruiz Cortines, el viejo, ese que tenía 25 años menos que yo ahorita. Fue sobrio, tranquilo, sereno, prudente, honesto, trabajador, diseñador de horizontes de mediano y largo plazo. Bueno, dan ganas de llorar.
“Y los gobernadores locales, ¡bueno! Que no se nos diga que Estrada Cajigal tenía esa sensación de cargar al mundo en sus espaldas. O que el actual señor (Marco Adame) que está buscando ser Presidente de la República, ¡por favor! Que le pregunten a nuestros paisanos. Solamente falta que Manuel Martínez Garrigós también se apunte en la lista de presidenciables, ¿no? No hay con quién, Jaime, no hay con quién”.
–¿Y la sociedad dónde queda? ¿Somos corresponsables?
–Totalmente. Totalmente. Lamentablemente así es.
–¿Tenemos los gobiernos que nos merecemos?
–Somos una sociedad inmadura que no produce a los líderes que necesita. Eso está claro. La pregunta que usted me hace la tengo perfectamente contestada con un paisano y amigo de Jojutla, que de vez en cuando voy a comer allá, cada vez que voy es el mismo rollo: echa pestes contra el presidente municipal. Un día le dije: Oye fulano, no digo el nombre para no quemarlo. Oye fulano, mira, ya echaste pestes contra el presidente amarillo porque pintó el palacio de Jojutla, todo amarillo porque era del PRD. Luego vino el presidente del PAN y lo pintó todo de azul, y tú echabas pestes porque hizo lo mismo. Ahora, vino el priísta y no sé si lo pintó o no, pero me dices que es un desastre todo.
“Y entonces le digo, ‘a ver maestro, ya tronaron los cabildos panistas, perredistas, priístas, hasta nos la podemos jugar con unos de Convergencia o del PT. Pero somos nosotros’. ¡Somos nosotros! Esos señores no vinieron de Marte. Es la sociedad mexicana, otra vez. La sociedad mexicana que no genera los líderes que necesita. Eso le pasa a mi pueblo, Jojutla y llevado a otra dimensión, pues eso le pasa al estado y al país”.
–Y hablando de la lucha contra el narcotráfico, ¿cómo la ve, qué piensa de ella?
–La respuesta está más que explicitada. Hace un año no se hablaba de esto, pero ahora está más que sabido. Hace tiempo el presidente le comenta en su candidez a un periódico extranjero, concretamente a El País de España, que él no sabía cuál era la potencialidad del delito. Que cuando se aventó de cabeza y sin ver, en este abismo, no tenía la percepción clara de la potencialidad del crimen. ¡Eso le dijo a El País! Pues esa es la verdad.
Entonces señala que la famosa guerra la diseñó con dos personas a las que no llama por su nombre, pero es evidente que se refiere a Juan Camilo Mouriño y Josefina Vázquez Mota, los personajes más cercanos a Calderón Hinojosa en los últimos días de noviembre de 2006; y que en las primeras reuniones de gabinete, el presidente informó la decisión de la guerra, sin preguntarle a nadie, sin consultar con nadie.
Pero Carrillo Olea dice que esa decisión fue inconsulta y sin información que permitiera saber su pertinencia. Señala que la propia Vázquez Mota ha dicho “el Presidente no sabe ni los grados del Ejército”, y lo pone como ejemplo de la ignorancia del Presidente y de su falta de información.
“Ah, pero eso sí. Ahora quiere que la responsabilidad de la guerra la compartamos todos”, expresa irónico. Pero de esto no se salva el gabinete. Dice que hay corresponsabilidad del gabinete que no levantó la mano para explicarle al Presidente que había que reformar leyes, contar con mejores instrumentos de información, un diagnóstico. “Pero no, se quedaron callados todos”, lamenta.
“Por eso ahora que habla de que es la lucha de todos, pero él la inició de la manera más unipersonal. No le preguntó a nadie. Ahora sí nos la quiere cargar a todos. Sí es un problema de todos los mexicanos, nada más que la estrategia la hizo usted y no le preguntó a nadie”.
–¿Y el Ejército hizo lo que le ordenaron?
–Pues sí. Pues sí. Pero también con ciertos cuestionamientos. Claro que no hacerlo hubiera sido trasladar la situación a condiciones muy raras, porque el Código Penal Militar o la Ley de Disciplina que dice que nadie está obligado a cumplir órdenes que signifiquen la comisión de un delito. Pero claro sacar eso ante el Presidente de la República está medio grueso, ¿no? Pero bueno se tenía que haber hecho de alguna manera sutil, no como un agravio. Pero no, todo mundo se quedó callado, todo mundo avaló. Así que tanto peca el que mata la vaca como el que le estira la pata.
Se le indica que el Ejército ha pedido desde 2007 sustento legal para sus acciones. “Pues sí, pues sí. Pero no quieren hacerlo”, lamenta y luego comienza a burlarse de la ignorancia de autoridades y legisladores: explica que la Ley de Seguridad Nacional no lo es, pues habla de retenes y cosas como esa. Dice que en todo caso el concepto de Seguridad Nacional: es más amplio, para ello necesitamos discutir la pobreza, la educación, el problema del petróleo, la extinción de recursos naturales. “¡Eso es seguridad nacional!”
–¿Hay solución para el narcotráfico?
–No, no hay solución. No hay solución porque mientras sigamos hablando en términos de solución, la respuesta será siempre la misma: No, no la hay. Yo siempre me he inclinado por un concepto distinto, que curiosamente es el que manejan los organismos internacionales y los que manejan expertos de todo el mundo que saben de la materia: el control.
“Una epidemia no se extingue, se somete y hay que estarle dale y dale, y vacunación y vacunación para controlar el daño social. Entonces, quien piense que se va a extinguir el problema, pues no se va a pasar. Y aquí debo ser muy enfático porque aquí cada vez hacen falta más cosas y más complejas. Hacen falta cosas. Hace unos años no era tan enredado el tema. Cuando yo estuve a cargo de él, no era tan enredado, pero se veía para dónde vamos o íbamos.
“Se necesita primero no atacar el fuego, sino atacar aquellos elementos que crean el fuego: hay leña, hay combustible, hay un cerillo, hay oxígeno… Hay eso, pues va a haber fuego. Si no hay eso, no habrá fuego. Y eso es otra vez las armas, es otra vez el dinero, es otra vez la desintegración social, es otra vez la pobreza, es otra vez la educación en una situación vergonzosa, vergonzosa… Entonces si no se empieza por eso no cambiará la situación. 
–Ah, pero eso tomará 20 años… 
–¡Sí! Fíjese que sí. Puede ser que sí. Entonces hay que ver el problema desde un ángulo muy horizontal, muy abierto, muy fragmentado en muchas responsabilidades. El programa que yo eché a andar y que nunca fue derogado, implicaba el esfuerzo de 10 secretarías de Estado, en un consejo que yo presidía: Relaciones Exteriores, Defensa, Marina, Procuraduría, Hacienda, Comunicaciones, Salud, Agricultura… Si la secretaría de Agricultura no mete la mano, ¿yo cómo voy a controlar la oferta de plantíos? Si la secretaría de Agricultura no pone un programa de sustitución de cultivos. Si yo al paisanito no le abro ninguna posibilidad de que cambie su marihuana por otra cosa pues nunca va a cambiar. ¿No? Se niegan créditos, no hay irrigación, no hay salarios en el campo, no está mecanizado el campo, la propiedad de la tierra es una propiedad precaria: yo no sé si soy dueño, me la van a quitar mañana; mientras eso no pase pues siembro marihuana o amapola, que son los dos problemas en cuanto a producción.
“Yo creo que hay pocas gentes que perciben esto, así como lo estoy describiendo, pero sí las hay. Es un programa que está vigente desde 1991, y lo que hizo (el ex presidente Ernesto) Zedillo fue destruirlo. Zedillo lo destruyó punto por punto por punto, como si se lo hubiera ordenado Dios. Zedillo destruyó todo ese programa. Instituciones que de un decretazo ¡pácatelas!, las desapareció. El tema de la inteligencia, que no se puede combatir el crimen sin inteligencia. Bueno pues estaban en rigor dos grandes instituciones, con una enorme eficacia, comprobada eficacia y, ¡zas!, por decreto presidencial. Nadie le pide cuentas, al señor…”
–Y ¿por qué lo hizo?
–Por odio. Por odio contra (Carlos) Salinas. Zedillo es así, pues yo soy parte de sus sentimientos. Yo acudí ya no estando en la PGR, a la inauguración del Centro Nacional para el Control de Drogas, donde por cierto Zedillo tuvo unas expresiones muy gratificantes para mí. Yo era ya entonces asesor suyo en Naciones Unidas para el manejo de un programa para el mismo tema, en Nueva York. Yo pasaba la mitad del tiempo en Nueva York. El programa era una maravilla.
“Ahí no había barrigones bigotudos dando culatazos. Había satélites, había fotografía satelital, había aviones, había aspersiones, un mundo de alta tecnología combatiendo el delito. Y haciendo la previsión. Todo eso Zedillo lo borró. De un decreto lo extinguió. Lo borró. Punto.
“Eso si yo lo refiero a cuando salí de la Procu, serían un mes, o dos o tres. Tiene que haber sido en el año 1993, en julio o agosto. Antes de cumplir seis meses Zedillo en el poder, o sea, un año y medio después de creadas esas instituciones, el gobierno de Zedillo las desapareció. Regresó a la Fiscalía Especializada en Narcotráfico. Entonces toda la prevención, la promoción de la salud, el tratamiento de adictos, la oferta de incentivos para la sustitución de cultivos. Todo eso se fue al diablo. La participación de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes que es la que controla los espacios aéreos, por favor, se acabó.
“Una cosa que estoy escribiendo, que se llamó Sistema Hemisférico de Información se acabó. Acabó con él. Teníamos información todos los días al pie de la letra con participación de los países latinoamericanos. Sabíamos lo que nos venía desde semanas antes. Esto de los migrantes que ocurrió en Tamaulipas, no hubiera sido así, si hubiéramos mantenido vivo el Sistema Hemisférico de Información. Acabó con todo, Zedillo”.
–¿Y hoy no tenemos de hecho ningún sistema de inteligencia que funcione?
–Lo poco que hay está desarticulado y como patrimonio de los titulares. La Secretaría de la Defensa no comparte con Relaciones Exteriores, nada. El secretario de Marina no comparte con el secretario de la Defensa. La Procuraduría tiene sus propios informes, no los comparte con nadie. Se pelean. El presidente se desespera, grita, pero no resuelve nada. Cisen, que no debería estar metido en esas cosas, está sustituyendo el vacío que dejaron todos. Está sustituyendo. Le dije al director, licenciado va usted rumbo al suicidio. “¿Qué hacemos don Jorge? ¿Qué hacemos si todo mundo se esconde? Yo soy el único que le produce al Presidente algunos elementos”.
–La situación está…
–Conste que empecé diciendo que no quería hablar de eso…
–Sí, pero la situación está terrible, porque en 1991 nos iba a tomar 20 años, pero…
– Pero ya pasaron…
–Ya pasaron 20 años, ¿hay procesos quizás irreversibles?
–Pues mire yo no creo que hay cosas irreversibles, salvo la muerte. Pero hay cosas de muy difícil y muy costoso regreso a condiciones anteriores, sí. Pues lo que hay que hacer es regresar el cassete al último día del gobierno de Vicente Fox, y si me apuran los seis años atrás. Ahorita es imposible, obran con una gran irresponsabilidad quienes dicen que el Ejército debe regresar a los cuarteles. Yo soy el primero en decir eso, nada más que me digan con quiénes vamos a combatir al crimen. Quién los va a sustituir. Es un error histórico haberlos sacado de los cuarteles, no es reversible hoy en día si no tenemos con quién sustituirlos. Ahora, esa policía que están creando, está mal. Esa policía con mando único. Están anunciando una policía sin proyecto. Está como el segundo piso de Manuelito (Martínez Garrigós). Eso no va para ningún lado.
“¿Y bueno, qué acaba de pasar? ¿Cómo es posible que den de baja 3 mil 500 policías? El otro día conversando por la computadora con un amigo que trabaja en la Secretaría de Seguridad Pública federal, me decía: ‘es que tenemos los controles más rigurosos de acceso y no se qué’… No le quise decir nada, pero todo lo que se dice de los controles no son mentiras, son malos. Él me resumía de los controles. Pero a ver, 3 mil 500 fueron dados de baja y se anuncian más. Entonces, ¿cómo fue que entraron? O, ¿cómo se mantuvieron ahí? Entonces, que me digan, ¿cómo vamos a sacar al Ejército de esta lucha?...”
–Pero lo están desgastando…
–Terriblemente. Hay una molestia interna para los que piensan y tienen sentido crítico, hay una molestia terrible. Para los que no tienen esa conciencia crítica, y eso me da mucha pena, creen que no, que así es la cosa. Pues no maestro, así no es. Tú tenías otro boleto, esto no es así. Pero bueno, ellos llegaron a los 16 años, los van formando en el Colegio Militar, creen que así es esto. Es lógico. Creen que así es, andar en las calles ahí bajando señoras de sus camionetas con sus chamaquitas. La gente que tiene criterio está molesta, muy molesta. No es el Ejército con el que se comprometieron para nada.
–¿Y puede hacer crisis?
–Pues yo creo que tanto como crisis en el sentido explosivo, no. Pero también es una crisis a la que se llega paulatinamente. ¿Cómo es esto? Pues es una crisis de putrefacción de la institución.
–Pero el problema es que hay crisis de Estado, de instituciones, y el ejército que era institución sólida, puede hacer crisis. ¿Qué va a pasar?
–No tengo respuesta. No tengo respuesta.
–Para cerrar el tema, hace unas semanas usted criticó públicamente la estrategia y los abusos militares contra la población civil, incluso en la persona de sus nietos…
–Es una manifestación más de que no es cierto que vivimos en un país de leyes. Eso no es cierto. Lo decimos en los discursos siempre que podemos, pero no es cierto. Fue una cosa terrible, por suerte, quiero decirle que por suerte, mis nietos estaban aquí en la casa y no en la casa de su papá. Es un día en que los niños la pasan aquí en la casa, se vienen de la escuela. No estaban allá, pero es igual, violaron su domicilio. Nada más faltaba que los hubieran agredido ahí, estaban aquí los dos muchachitos, de 17 y 15 años, pero allá me dicen que fue terrible. Las señoras histéricas, los niños llorando…
“Los militares recogiendo triciclos, quiero decir, para que vean la candidez del ambiente al que se fueron a meter. Es un fraccionamiento cerrado, discreto al que se fueron a meter. Es relativamente seguro, no hay locos que manejen en la calle; y por eso los niños andaban jugando en la calle con sus triciclos, sus carritos… Pues esos niños fueron violentados en su seguridad psicológica. Las señoras estaban histéricas, gritaban. Yo las oí por teléfono. La señora, la madrastra de mis nietos, llorando en el teléfono: ‘¿Qué hacemos?’ ‘Métanse a un baño y enciérrense’. Porque los baños suelen ser los lugares más seguros de una casa. Yo localicé a Othón, llegó a su casa, no lo dejaron entrar. Una señora que llegó con sus niños a su casa, no la dejaron entrar nunca”.
Enseguida desmiente que durante la acción del ejército en el fraccionamiento Las Palmas se haya desmantelado un narcolaboratorio. Lo que encontraron ahí, dice, fue material de una clase de Química de una alumna de secundaria, así como una camioneta familiar.
“Y se enoja mucho el comandante de la zona militar, se indigna. Dicen que la carta (de denuncia publicada en La Jornada) fue muy dura. Yo pierdo ahí un poco de sentido, digo: primero que diga lo que tiene que decir, evitando decir majaderías. No dice nada de lo que me tenga que arrepentir ni nada falso. Pero el gobernador, que es cierto también, se siente presidenciable. ¡Se siente presidenciable! Y se la pasa metido en México en sus grillas, calentando el horno para su candidatura; y aquí la sociedad, como digo en la carta, a dos fuegos, por un lado el delito y por el otro las fuerzas del orden; a ver con cuál nos va peor”.
–¿Y del Ejército tuvo alguna reacción?
–Nada. Yo no existo para el Ejército