El juguetito de Calderón
El problema con estos arribistas es que no aprenden. Ya son cuatro años y siguen igual, no asumen lo que significa en obligada dignidad la ocupación de ciertos puestos. El señor Felipe Calderón, no sé en qué estado, anuncia al noticiero nacional americano de la cadena CBS como chamaco en navidad, que le regalaron un búnker lleno de juguetes.
Perplejidad es lo que produce una conducta tan fuera de lugar. Y sí, el señor frecuentemente tiene desbarres que de ninguna manera se ajustan a la suprema dignidad que obligadamente debe proyectar un jefe de Estado. ¿Estaría bajo los mismos influjos que cuando se comprometió en una reunión privada con el presidente Sarkozy a entregarle a la señora Florence Cassez? Sus súbditos no damos crédito a lo que cada día se ve. Ya no nada más las atroces escenas de luchas con y entre narcotraficantes, tan agudas que se comparan con las de Irak o Afganistán.
Corrupción por todos lados a niveles nunca vistos, y mire usted qué record. Los enaltecimientos de Alvaro Obregón a su propia corrupción, resumida en la frase dicha a Vicente Blanco Ibáñez: “Aquí todos somos un poquito ladrones” que soltaba al menor motivo. No, las administraciones Fox y Calderón han hecho subir el mercurio del termómetro de la ladronería de manera increíble y él, el presidente, manda todo eso al sótano para presumir de su “búnker secreto”. Secreto que se puede visitar en Constituyentes 947 en el Distrito Federal. ¿Que no sabe Calderón que el verdadero dueño del búnker Genaro García, ha paseado por ahí a toda la prensa con todo y cámaras, e invitado a todo el que se ha dejado a conocer los secretismos esotéricos del coso aquél?, ¿no hay quien lo prevenga de que le tomen el pelo?
El tal búnker está equipado con sistemas computacionales que permiten interpretar la información que se deriva de satélites para todo propósito, que también sirven para consultar e interpretar información sobre rasgos antropológicos, sociales, económicos, residenciales, académicos, de las personas de interés por estar presuntivamente conectadas con alguna forma de delito. Está organizado bajo el concepto de cuatro paneles o espacios destinados a manejar información sobre cuatro modalidades de delito, de manera que esta especialización permita hacer más fácil la derivación e interpretación de la información. Todo eso es cierto, nada más que no está conectado a nada.
Entonces, ¿de qué se trata? ¿Va el Presidente a residir ahí como lo hiciera Hitler en el propio, enterrado en su destruida cancillería? Quizá anhela convertirse en ambicioso aprendiz de brujo dotado de enormes facultades para desde ahí mágicamente ir exorcizando a los peores achaques del país. O bien disponer de la megalomanía en extremo del ilusionista que le da abrigo, para gobernar por sortilegios. Parece un caso clínico de ambos Calderón y García Luna financiado con recursos del pueblo.
El costo de la construcción, de la instalación de los recursos, capacitación de especialistas y operación de esta maravilla, se ubica en el rango de muchos millones de dólares. A ello hay que agregar los costos fijos de los satélites, que estén siendo utilizados o no, habrá que pagar constantemente los canales que le tengan contratados. En el caso de esas maravillas tecnológicas se ignora, ya que están en el mercado abierto, cuáles serían las medidas de contrainteligencia aplicadas para evitar que el crimen organizado se entere de cada incidente, ya que tiene igual o mayores recursos financieros y puede acceder a todo. Pero todo esto Calderón ya lo cuadró como dicen los contadores. Con el simple anuncio de que son suyos los juguetes y entonces ya cualquier auditor tiene hecho el trabajo.
Pero lo anterior es una visión simplista, lo que realmente cuenta es asumir que no tenemos Presidente. Quien por ello cobra, encuentra satisfacción en los juguetes —sus palabras— que le regalaron para “ser superior a los criminales”. Y si pueden con los criminales, pues esos juguetes también serán propios para terminar con el hambre, la pobreza, la insalubridad o la ignorancia que nos agobia. Pero pensándolo bien, tal vez su mejor aplicación sería metamorfosear al equipo de arrogantes-ineptos que tiene por gabinete y sustituirlos por otros mandados a hacer a Tlaquepaque, pa´que le gusten al pueblo.